martes, 23 de septiembre de 2008

Leyendas de GUatemala....mucho miedo para mi jeje

Bueno, pues en Guatemala todos hemos escuchado más de una ocasión el llanto de la Llorona o la melodiosa voz del Sombrerón; Más de alguna vez hemos visto pasar el carruaje de la muerte o la hermosa figura de la siguanaba. Pues en la ciudad de Chimaltenango Guatemala, han existido testimonios reales de personas que han sobrevivido a tales apariciones. Digo sobrevivido porque, según las leyendas, cuando uno ve un alma en pena de este tipo, el alma se le sale del cuerpo casi instantáneamente y vaya si no es susto...

La Llorona,
la mujer fantasma que recorre las calles de las ciudades en busca de sus hijos.
también llego a la Villa de la Asunción de las Aguas Calientes. Este personaje de leyenda, cuya presencia atemoriza no solamente a los niños, sino también a las persona mayores, es conocido de Sonora a Yucatán. En nuestra tierra, la fábula cuenta que una mujer de sociedad, joven y bella, caso con un hombre mayor, bueno, responsable y cariñoso, que la consentía como una niña, su único defecto... que no tenia fortuna.
Pero el sabiendo que su joven mujer le gustaba alternar en la sociedad y " escalar alturas ", trabajaba sin descanso para poder satisfacer las necesidades económicas de su esposa, la que sintiéndose consentida despilfarraba todo lo que le daba su marido y exigiéndole cada día mas, para poder estar a la altura de sus amigas, las que dedicaba tiempo a fiestas y constantes paseos.
Marisa López de Figueroa, tuvo varios hijos estos eran educados por la servidumbre mientras que la madre se dedicaba a cosas triviales. Así pasaron varios años, el matrimonio Figueroa López, tuvo cuatro hijos y una vida difícil, por la señora de la casa, que repulsaba el hogar y nunca se ocupo de los hijos. Pasaron los años y el marido enfermó gravemente, al poco tiempo murió, llevándose " la llave de la despensa ", la viuda se quedó sin un centavo, y al frente de sus hijos que le pedían que comer. Por un tiempo la señora de Figueroa comenzó a vender sus muebles. Sus alhajas con lo que la fue pasando

El Sombrerón,
también llamado Tzitzimite, es un personaje mitológico de las Leyendas Guatemaltecas. Es representando como un enano que lleva consigo un enorme sombrero, dando serenatas a las mujeres que elige les trenza el pelo en la noche y tratando de que se vayan con él formando parte de la amplia gama de almas perdidas por este ente. Carga una guitarra y viaja en una mula que lleva carbón. Es un ranchero del norte de mexico, que cante rancheras y enloquece a todos,especialmente a las mujeres por su encantador sombrero de ranchero. Es uno de los ultimos vestigios de la "Pequeña Latinoamérica".
Celso Lara en su descripción de la leyenda "Lágrimas del Sombrerón", en su libro "Por los viejos Barrios de la Ciudad de Guatemala" refiere:

Carruaje de la muerte
En la noche, cuando los enfermos yacen despiertos,Escucho pasar al Carruaje de la Muerte;Lo oí pasar salvaje, por senderos desiertos,Y supe que mi hora aún no había llegado.Click-clack, click-clack, los cascos pasaron,Tirando del Carruaje, viajando en rápidas alas,Viajando lejos, a través de la lúgubre noche.Los muertos deben descansar hasta el alba.Si alguien caminase sigiloso tras sus huellas,El Carro y los caballos, negros como la medianoche,Verá viajando a la Sombra de la Perdición,Que atrae a todos, y a cada uno por venir.Dios es piadoso con los que aguardan en la noche,Escuchando al Carruaje de la Muerte en el umbral,Y aquel que lo oiga, aunque sea débilmente,El espantoso Carro se detendrá para él.Él partirá con el rostro lívido,Subiendo al Carro y tomando su lugar,La puerta se cerrará, sin nunca vacilar.Rápido se cabalga en compañía de los muertos.Click-clack, click-clack, la Hora es fría,El Carruaje de la Muerte sube la distante colina.Ahora, Dios, Padre de todos nosotros,Limpia de tu viuda las lágrimas que caen.

Tatuana
Había en la Antigua Guatemala una señora viuda que vivía por el barrio del Calvario, en medio de la mayor pobreza.Sus vecinos casi no le hablaban, pues creían que era una bruja. Un día le pidió a la señora de la tienda que le diera el pan a crédito, pero ésta como siempre se negó a hacerlo. Entonces la mujer le dijo :“Yo sé que su marido se fue de su lado, pero yo puedo arreglarle que vuelva con usted. Tenga este cuerito, a las ocho de la noche llámelo por su nombre, golpee con él tres veces la almohada y guárdelo debajo de ella”. Agradecida la tendera le dio un canasto lleno de verduras. En la noche hizo lo que la señora le había aconsejado y en el acto se presentó su marido. Mientras tuvo el objeto su marido permaneció fiel. Pasados cuatro días la extraña mujer se asomó a la tienda y le pidió el cuerito. La tendera protestó: “Vea usted, que mi marido se me volverá a ir”. La viuda le contestó que lo usaría para otro trabajo. La tendera se lo dio y ese mismo día su marido se fue de la casa. Enojada la vecina la acusó de bruja, se fue con las autoridades y el cura de la iglesia. Entre todos decidieron llevarla a la cárcel. Pero ella, burlándose de quienes la tenían prisionera, organizó un plan de escape. Con un trozo de carbón dibujó un barquito en la pared de la bartolina, se subió a él, pronunció algunas palabras mágicas y huyó. En su lugar quedó un intenso olor a azufre. En adelante nadie volvió a saber nada de la extraña mujer, a quienes todos recuerdan como la Tatuana. Por otro lado, algunos historiadores refieren que este personaje tiene sus antecedentes en los últimos años de la ciudad de Santiago de los Caballeros.

Un cadejo en un animal legendario de la región mesoamericana extendida entre las zonas rurales e incluso urbanas. Se dice que es un perro que aparece a quienes deambulan a altas horas de la noche.
Según las leyendas en Guatemala, es un animal fantásmagórico que aparece en suelo guatemalteco. La versión más conocida de este animal es la de forma de un perro de color negro y ojos rojos que pareciera tienen fuego. Se cree que cuida a aquellos que se embriagan y deambulan por las noches ayudándoles a encontrar el camino a casa o bien durmiendo cerca de ellos para evitar les roben o dañen. Las otras versiones refieren que este ser tiene dualidad, el negro y blanco, este último cuida de mujeres en el mismo estado físico, sin embargo éstos son rivales y no pierden oportunidad de agredirse, aunque se narra que se han unido para salvaguardar a sus protegidos de otro espectro como La Llorona, Siguanaba o de algún maleante.
También este personaje tiene su resonancia precolombina maya en un espectro bienechor guardián de los caminos.

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